La prodigiosa vida de Mariam Baouardy

Mariam Baouardy nació el 5 de enero de 1846 en Abellin, Galilea. A la edad de 3 años, huérfana de ambos padres, se quedó sola con su hermano Paul. Su tío la acoge en Alejandría donde su familia ha emigrado y quiere casarse con ella por la fuerza, cuando ella sólo tiene 12 años. Ella se niega, se escapa con un antiguo sirviente musulmán que le pide que se convierta al Islam. Ante su indignada negativa, se deja llevar, le corta la garganta con una cimitarra... y la deja por muerta en un vertedero.
Es curada milagrosamente por la intercesión de la Virgen María y es colocada en una familia a la que sigue como sirvienta en el Líbano, y luego en Francia, donde entra en el convento de las Carmelitas en Pau. Luego participó en la fundación del convento carmelita de Mangalore en la India y en el convento carmelita de Belén, donde murió a la edad de 33 años a raíz de un accidente de construcción: un itinerario conforme a la profecía que la Santísima Virgen le había trazado durante su curación milagrosa.
Beatificada en 1983 por Juan Pablo II, fue canonizada en 2015 por el Papa Francisco. El 4 de julio de 1875, Mariam Baouardy da testimonio de su amor por Francia y Siria haciendo esta asombrosa profecía: "Llegará un tiempo que parece lejano, muy lejano a los ojos de los hombres, pero a los ojos de Dios no es lejano, cuando Francia también será reina... Ella gobernará Siria... ¡Oh! Lo que alegra mi corazón es que Siria pertenecerá a Francia". La región había estado bajo el dominio otomano durante cuatro siglos. Y pensar que eso fue de 1922 a 1946.
En este Oriente Medio, hoy devastado, resuena una premonición de la hermana Mariam en éxtasis, en Belén, y que las madres pueden hacer suya con desesperación: "Viéndome como una tierra estéril, clamé al Señor. Le dije: "Mi tierra está seca y quemada, envíale tu rocío... Mis labios están secos, no puedo moverlos para pedirte ayuda. Señor, envía tu rocío a esta tierra estéril, para que vuelva a vivir".

En los medios de comunicación:
"El buen Señor a menudo elige la cosa más pequeña para manifestar su gloria. Esto es lo que sucedió en el caso de Mariam Baouardy (1846-1878). Como joven huérfana palestina, huyó a Francia para escapar de un tío que quiere casarse con ella por la fuerza. Al entrar en el convento de las Carmelitas de Pau, es bendecida con inestimables gracias místicas (revive la Pasión, habla con Cristo y la Santísima Virgen, tiene éxtasis, etc.). Habiendo mantenido su simplicidad toda su vida, transmite sus intuiciones y revelaciones en un lenguaje un tanto infantil. Si es severa y exigente consigo misma, tiene una gran dulzura para con los demás. Soportó pacientemente todas las pruebas que Cristo le tenía reservadas, quien la envió a participar en la fundación de un monasterio en la India, y luego a Belén, donde murió a la edad de 33 años.
Una vida edificante que une Francia y el Cercano Oriente en la persona de una humilde carmelita.
Blandine Fabre, por El Hombre Nuevo