La luz y la fuerza de la fe

"Bienaventurados los que creen sin ver", le dijo Jesús a Tomás. Sabía lo difícil que es la fe para el hombre que sólo cree en lo visible. Creer ante lo obvio no requiere ningún esfuerzo, ninguna reflexión, es un hecho innegable. Creer en un Dios invisible y adherirse a él, a su Palabra, y vivir de su vida, es un acto loco e incomprensible para los racionalistas e intelectuales de todo tipo.
La fe es un inexplicable don de Dios, aceptado por un corazón humilde, meditado por una mente sabia, y vivido por todo cristiano en la alegría de la mente liberada de las fantasías intelectuales, y en la paz del corazón abierto a la oblación.
La fe me abre a toda la verdad. Me da la fuerza para superar mi orgullo y egoísmo que esclerosa mi vida, y me abre a una felicidad terrenal que se consumirá mañana en la eternidad de Dios.
Este libro le ayudará a reflexionar sobre la inmensa riqueza de la Fe que, según Pío XII, permite "al hombre estar de pie, porque sabe arrodillarse". Creer para vivir eternamente significa aceptar perder las ilusiones y desprenderse de las vanidades mundanas para encontrar en la palabra de Cristo la certeza de la verdad absoluta y la felicidad sin fin.
La fe sólo requiere el coraje de decir "sí" como María y permanecer fiel a este "sí" toda la vida en el amor de su Hijo y del prójimo. Es una apuesta loca de asumir, pero entre las hazañas humanas, es la más grande que se ha logrado y la menos conocida por los hombres, porque no se ve.
En las páginas siguientes descubrirá cómo lograr esta hazaña cristiana: la de la santidad, que los hombres no siempre verán, pero que Dios ciertamente reconocerá, porque sólo Él sabe cómo identificar a los que son como Él.