El 16 de mayo de 2002, treinta años después de su muerte, Juan Pablo II beatificó al Padre Pío. Es el reconocimiento oficial por parte de la Iglesia de sus inmensas virtudes personales, de sus dones carismáticos y de la excepcional misión que tuvo en la Iglesia del siglo XX. De 1887 a 1968, su aventura espiritual fue la de un hombre entero entregado a Dios.
Thérèse de l'Enfant Jésus o Thérèse de Lisieux (1873-1897) es una de las santas más populares de la Iglesia Católica y más allá. Entró en el Carmelo de Lisieux a la edad de quince años, murió a los veinticuatro y dejó tres escritos autobiográficos. Se publicaron póstumamente, algo truncadas y refundidas en su conjunto, bajo el título Histoire d'une âme. Este libro fue un éxito inmediato, porque pintó desde dentro esa "infancia espiritual" que Cristo evoca en el Evangelio y que es imposible inventar sin vivirla. Los Manuscritos Autobiográficos, publicados en 1957, restauran el texto original de los tres escritos dejados por Teresa. Aparece con su espontaneidad, su sensibilidad, un tono inimitable e incluso una especie de fantasía. Pero también está el calvario de las tinieblas que tuvo que soportar en los últimos meses de su vida - y eso dice la verdadera dimensión de su "guerra" espiritual.
