Como la Madre Teresa, el Abbé Pierre o la Hermana Emmanuelle, el Hermano Roger (Roger Schutz, 1915-2005) es uno de esos personajes carismáticos que han dejado su huella en la mente de las personas y han movido sus conciencias, religiosas o no.
Su vida fue la de un transfronterizo: suizo, se instaló en 1940 en la maltrecha Francia; calvinista, a la edad de veinticinco años, fundó la primera comunidad monástica protestante en suelo francés: Taizé, famosa en todo el mundo; hijo de un pastor, pastor él mismo, se convirtió en "formalmente católico", por usar la expresión del cardenal Kasper.
Su ideal: ayudar y reunir. En Francia, en la guerra, recibió refugiados políticos y judíos; en la Liberación, ayudó a prisioneros de guerra alemanes y acogió a huérfanos; en las décadas de 1950 y 1960, estuvo a la vanguardia del movimiento ecuménico; en 1966, sintiendo una ola de protestas radicales entre los jóvenes, inventó el "Consejo de la Juventud" y luego los "Encuentros Europeos", que se celebraban a finales de cada año en una gran ciudad europea.
Este personaje excepcional, secreto, complejo y a veces contradictorio era una leyenda viviente. Faltaba una biografía histórica que traza su itinerario, ilumina las zonas grises y sitúa las etapas de su vida en su contexto histórico. Yves Chiron ha podido explorar numerosos archivos en Francia y Suiza. Conoció y entrevistó a miembros de la familia del hermano Roger, hermanos o ex hermanos de su comunidad, y a muchos testigos de su vida.
A medida que pasan las páginas, el retrato de un hombre escurridizo e inusual se va revelando poco a poco.
