A modo de introducción, recitamos:
Oh Jesús, divino Redentor, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Amén
Dios santo, Dios fuerte, Dios inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero. Amén
Oh Padre Eterno, trátanos con misericordia por la sangre de Jesucristo, tu único Hijo; trátanos con misericordia, te lo suplicamos. Amén
A continuación se recitan las siguientes invocaciones:
En los pequeños granos...
Mi Jesús, perdón y misericordia. Por los méritos de tus Santas Llagas.
En los grandes granos
Padre Eterno, te ofrezco las heridas de nuestro Señor Jesucristo. Para curar a los de nuestras almas.
Al terminar la corona del rosario, la repetimos tres veces:
Padre Eterno, te ofrezco las heridas de nuestro Señor Jesucristo. Para curar las heridas de nuestras almas.
- Peso
- 20 gr
- SH
- 71179000
- Altura
- 25 cm